Quiero que quede escrito este recuerdo, de lo que he visto este día en sueños, como una premonición. Que si algún día existes, puedas reconocer que te vi previamente en los instantes que ahora describo, y que pasaron justo cuando conectamos. No importa lo que suceda en el futuro.

Varias horas de viaje y cientos de kilómetros separan cualquier intención de posteridad, pero nada de eso importa. Definitivamente te estoy idealizando sin conocerte aún, pero no sé cómo evitarlo. Contigo todo se siente vívido, como si toda mi experiencia previa nunca hubiera existido antes de ti. Y no me importa nada esta intensidad, quiero pilotear esta nave aunque estrellarme fuese un posible final.

Creo que cuando nos encontremos, nos sentiremos libres y cómodos. No habrá problema con apresurar besos y sentires. Seremos hogar para ambos y sentiremos que nos conocemos desde mucho antes. Todo lo nuevo y diferente, las ganas de explorarnos y encontrarnos será fácil. La dulzura y la fuerza que pueden combinarse en un encuentro, el saborear cada rincón de nuestros besos.

No hay más sincronía que la que nos cruzó por casualidad. No sabía que se podía sentir tanto por alguien en tan poco tiempo, jamás me había sentido plena como lo sensación que tengo contigo. Sé que sos la mejor experiencia que he tenido en mis tres décadas. Nada se compara contigo.

¿Estoy exagerando? Puede ser. Pero en definitiva podría intercambiar sin dudar todo lo que ya viví con otros por más tiempo contigo. Puedo irme de este espacio y ser forastera en otros lares. Escuchando un acento marcado contándome de sus ex amores mientras le cuento de mis desventuras.

Agradezco la oportunidad de coincidir, que no tengamos claro cómo pasó todo, pero que ambos estemos disfrutando este privilegio. Voy a aprovechar cada minuto que pueda gozar de tu compañía, aunque esto pudiera estar condenado al estancamiento o el fin. Me encantas. En serio me encantas. Y sé que lo sabremos cuando estemos frente a frente.



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