Hay días como hoy en los que no sé si podré rechazarte. He tratado de ignorarte en medio de reels de motivación y tiempo con amistades. De verdad que mi sonrisa se siente bastante natural, de verdad creo que he logrado mejorar muchas cosas y trato de convencerme de que soy muy feliz. Pero te sigo viendo detrás de todo.

Llevo tres años sintiéndome mediocre, recogiendo las migajas de lo útil que me sentí alguna vez. Todavía no se me quita el pensamiento de pesadez y molestia cuando despierto: "¿Tengo que enfrentar otro día más?".

Todos los días me hago la promesa de que el día siguiente será aprovechado, me prometo levantarme temprano y hacer cosas que me vuelvan a hacer sentir bien. Pero son las 02:35pm y sigo en la cama, no pruebo ni un bocado en todo el día, finjo que el ejercicio del gimnasio está funcionando y que por eso estoy bajando de peso.

Salgo un momento de casa por las noches, manejo 10 minutos de ida hacia el lugar donde "libero estrés", es una distracción más. De regreso a casa pienso por unos segundos en qué pasaría si sobrepaso los 100km/h que manejo sobre la carretera. Quiero cerrar los ojos y que el golpe del parabrisas me reinicie la vida en otra época, tal vez ya no me siento como ahora.

Me he alimentado de otros cuerpos para sentirme deseada, para lidiar con las pulsiones. He disuelto vínculos sinceros que me pretendían. Me alejé de mi terapeuta con la excusa de escasez. He ahogado algunas penas al escribir, he soñado escenarios alentadores.

Trato de que nadie vea el sentir detrás de la cámara de mi celular en la selfie motivadora frente al espejo. No tengo ganas de llorar, tengo meses de no hacerlo, pero no siento que la vida valga lo suficiente. Ya no quiero hacer nada, quisiera que hubiera un método para irte sin que la despedida sea mala para la gente que te quiere. Y no hay ninguna persona con la que pueda hablar sinceramente de esto sin que me dé el sermón de resiliencia.

He creado una vida artificial que me mantiene conectada a este presente, pero sin ganas de un futuro. Quiero estar en medio de la nada y que un rayo fulminante aterrice sobre mi sien. Quiero caminar por la calle y que un imprudente me desvanezca de la tierra. Quiero podrirme por dentro y que esa podredumbre termine con mi pesar.

Vida, me has conocido desde siempre y ahora tengo que decirte que debes buscar un mejor anfitrión. El dolor de estómago por el hambre a veces se confunde con el dolor que siento en el pecho.

Un día el dolor me confrontará otra tarde solitaria y no tendré la fuerza para rechazarlo. Si eso pasa y alguien lee este relato, quiero que sepan que siempre me sentí querida por mis amistades y mi familia. Mis tiempos tristes mejoraron mucho. Pero no sé qué pasó, no le di el seguimiento a lo que crecía en mi mente y ahora ya no sé cómo lidiar con esto. Al final siempre vas a ser inútil y la gente que crees que te quiere o te valora siempre te va a cambiar por alguien mejor.



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