Llegaste un jueves a mi vida con el impulso de la incomprendida carta cero del tarot. Ironicamente un jueves después de terapia. El azar empujó tu magnética personalidad a mi temporada revulsiva y fuiste aire fresco entre tanta sensación de intraquilidad. Una imagen y una frase fueron todo lo que necesité de ti para intrigarme con tu presencia.
Tu dulzura y ocasionales toques de ingenuidad tapizaron el camino que me llevaba cuesta abajo, un camino indescifrable que no podía dejar de andar y que poco a poco me atrapaba más y más. No presté la suficiente atención para notarlo, tus ojos y las pausas en tu voz nerviosa me despistaron por completo. ¿Qué podía hacer?
Fuimos entrando más profundamente en las interacciones, conocí un poco más que tu inocente rostro y seguiste cautivándome con tus sorpresas. Dejamos entrar al otro en los rincones menos visitados en la actualidad, sin invasión y con pasión. Inesperados besos tiernos interrumpían los momentos salvajes, algo inusitado para mis vivencias hasta la fecha.
"¿Es seguro esto que siento? ¿Es adecuado en este momento?" Hice preguntas incómodas que bajaron la intensidad y me llevaron a tener miedo. Miedo a que algo fuera bueno y por eso fuera irreal. Miedo a que en el camino hubiese un desvío y me quedara varada en algún lugar desconocido. Y lo notaste, tu sensibilidad es un guardia difícil de engañar.
Te noto y me notas. Constantemente observo tu indecisión y también lamento no ser lo suficientemente valiente para avanzar. Siempre he tenido cautela en mi forma de actuar, sobre todo si no puedo controlar la situación a discreción. No puedo garantizarte salir del bache en el que hemos entrado, solo puedo asegurar que seguiré empujando si estás aquí.
No importa lo que pase de aquí en adelante. Si el calendario se renueva y ya no continúas acá. Solo me basta decirte que agradezco los instantes compartidos, tan fugaces y especiales como mis latidos por ti. Latidos resonando en un espacio que estuvo hueco por varios meses y que pudiste reactivar. Sea como sea agradezco que hayas sido este paraje, un oasis de paz en el desierto de mis desaciertos.